Mucho es lo que se esconde detrás de las negativas
previas, retardos y ahora aceptación de la mediación de la Iglesia, por parte
del gobierno de Nicolás Maduro, catalogado por sectores de la oposición como “una
dictadura” al margen de la constitución nacional, que viola principios fundamentales
de la democracia y los derechos humanos.
Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic
Caracas, 10 de abril de 2014.- El Papa
Francisco ya tiene entre sus manos la invitación formal del gobierno de Venezuela
para que el Cardenal Pietro Parolín sea “Testigo de buena fe”, en las
conversaciones que Nicolás Maduro sostendrá con sectores de la democracia
venezolana, obligado por la crisis y las recomendaciones de los cancilleres de UNASUR
y otros líderes políticos, allegados o no, al Socialismo del Siglo XXI.
La Invitación
Formal llega luego de luego de dos meses de confrontaciones en
Venezuela con el saldo lamentable de cuarenta personas asesinadas en las
manifestaciones, más de mil heridos y centenares de detenidos, además de las reiteradas
violaciones a los derechos humanos en medio de una profundización de la escasez
de alimentos, creciente devaluación del bolívar y de la inflación. Todo lo cual
ha conformado una situación de inestabilidad política y falta de gobernabilidad
que colocan a Venezuela al borde de una guerra interna.
Los angustiosos llamados de la Iglesia Católica
en Venezuela por intermedio de sus más altas autoridades, y el ofrecimiento de
una posibilidad de mediación por parte de la institución más antigua del
planeta, parece que al fin han sido escuchados.
La carta que ha sido publicada en la página
web de la cancillería indica: “Deseamos transmitir la invitación del Presidente
Nicolás Maduro Moros, a Su Santidad el Papa Francisco, con el propósito de que
participe en los procesos de diálogo (...) a través de la designación de su
persona como 'Testigo de Buena Fe´”.
Aunque no se ha recibido la respuesta
oficial de la Santa Sede, se da por descontada la participación. De suyo, el
Cardenal Parolín, fue Nuncio Apostólico de Su Santidad en Venezuela desde 2009
hasta agosto pasado, cuando Francisco le asigno la alta responsabilidad en la
Santa Sede. La formalidad responde en consecuencia al acuerdo alcanzado entre gobierno
y oposición para que el Vaticano participe en el diálogo como tercero de buena
fe junto a un grupo de cancilleres suramericanos.
Elías Jaua manifiesta en la carta su
esperanza de contar con la participación de Parolín en el desarrollo de la
Conferencia de Paz en el país que tiene como objetivo “promover el diálogo
constructivo, el entendimiento y la paz”.
Otros dirigentes de la oposición
también consideran de mucha importancia y muy válida la participación de
Parolín.
De aceptar, el Vaticano se unirá a los
cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador, miembros de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur), que acompañarán el encuentro formal entre Gobierno y la
oposición que todavía no tiene fecha oficial ni agenda fijada.
Lo
que dice Bocaranda del Diálogo
Un reporte del
periodista Nelsón Bocaranda, publicado este martes 8 de abril en su columna
Runrunes del diario El Universal, resalta detalles de lo que ha podido estar
detrás de los retrasos y acuerdo previos, con los principales protagonistas de
estas conversaciones.
“Los partidos
democráticos lo han visto bien. Hasta el secretario general de Copei anunció
acciones formales para adelantar esa posibilidad. Unasur también lo asomó
usando los buenos oficios del Secretario de Estado, Pietro Cardenal Parolin,
hasta hace pocos meses Nuncio Apostólico en Caracas. Sin embargo, la Santa Sede
ha declarado que "es necesario todavía profundizar y tener más elementos
para verificar cuáles son las expectativas y las premisas para desempeñar un
papel útil. Es lo que se está haciendo en las últimas horas", dijo hace
días su portavoz, el jesuita Federico Lombardi, según la reseña del periodista
Bocaranda.
Relató que “el
Superior de los Jesuitas en Venezuela, Arturo Peraza S.J., lanzó dos
advertencias como que “las partes deben ceder en posiciones intransigentes” y “la
pregunta no es si la negociación es viable, sino cuántas víctimas hacen falta
para que las partes se sienten”.
Sin embargo pude
enterarme por fuentes confiables desde Roma que el gobierno venezolano -el
mismo de Maduro en cadena nacional exclamando: "¡Que venga Pietro Parolin!
¡Que venga!", dejando entrever que el Canciller vaticano podía ser
bienvenido- ha estado maniobrando tras bastidores para evitar que eso ocurra o
por lo menos demorarlo unas semanas más mientras termina de cuadrar y lograr
algunos propósitos oscuros que frenarían esa mediación. Los representantes del
gobierno madurista en sus primeras conversaciones con los funcionarios del
Vaticano han colocado algunos frenos que por lo ridículos parecieran provenir
de un plan muy bien montado para tumbar esa intermediación antes de que
siquiera sea definida. Un primer obstáculo es la insistencia venezolana, no
oficialmente ni por escrito, en que no quede claro que el idioma de los
diálogos debe ser el castellano.
Se hacen los
locos aun cuando el artículo 9 de la Constitución establece que el idioma
oficial de la República Bolivariana de Venezuela es el castellano. En sus
deseos mencionan la "lengua del comandante Chávez" (¿el inconstitucional
Plan de la Patria?).
La Iglesia desde
el primer acercamiento dejó muy claro a los diplomáticos venezolanos que sus
dos premisas o exigencias para ayudar a la paz entre los venezolanos deberían
ser, por un lado, la liberación de los presos políticos y, por el otro, la
designación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral de acuerdo con la
Constitución y las leyes para que no se repitiera la hegemonía e
inconstitucionalidad abusada por el régimen de Chávez, al designar por su
cuenta a 4 de 5 miembros principales y en general colocar 80% de miembros de su
partido PSUV en los cuadros directivos y suplentes a nivel nacional. Les recordaron
que cuando la oposición no acudió a la contienda electoral para elegir a los
diputados de la Asamblea Nacional en 2005 el Gobierno se sintió solo y en la
potestad de hacer lo que le diera la gana en esa selección de rectores del CNE.
Esos son los que hoy ya tienen sus períodos vencidos. Como el régimen no da
puntada sin dedal viene al caso una pregunta: ¿No será esa demora necia con el
lenguaje a usar un ex profeso retardo para así dar pie a elegir desde ya
-Diosdado Cabello lo anunció hace tres días- a las autoridades electorales
antes de que se firme o se acuerde con el Vaticano su mediación?. Cuando se ha
pensado con malicia en estos 15 años se ha acertado. Pienso ahora que el
comunicado de la Conferencia Episcopal pudo haber sido una respuesta a ese
engaño que buscan para hacer tiempo y que de ser aprobado el diálogo
supervisado por la Iglesia, la designación del CNE haya sido un hecho cumplido
y no se obligue a un giro democrático que no quieren Maduro y sus adláteres,
pues piensan que así pierden el control de las elecciones.
Son muchos los
artículos que están en la CRBV que el régimen ha violado en los tres lustros
que tiene en el poder. Referencia en los documentos, por solo mencionar tres,
son "el artículo 24. Ninguna disposición legislativa tendrá efecto
retroactivo, excepto cuando imponga menor pena. Las leyes de procedimiento se
aplicarán desde el momento mismo de entrar en vigencia, aun en los procesos que
se hallaren en curso; pero en los procesos penales, las pruebas ya evacuadas se
estimarán en cuanto beneficien al reo o rea, conforme a la ley vigente para la
fecha en que se promovieron. Cuando haya dudas se aplicará la norma que
beneficie al reo o a la rea; el artículo 29. El Estado estará obligado a
investigar y sancionar legalmente los delitos contra los derechos humanos
cometidos por sus autoridades. Las acciones para sancionar los delitos de lesa
humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los crímenes de guerra
son imprescriptibles. Las violaciones de derechos humanos y los delitos de lesa
humanidad serán investigados y juzgados por los tribunales ordinarios. Dichos
delitos quedan excluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad,
incluidos el indulto y la amnistía, y el artículo 30. El Estado tendrá la
obligación de indemnizar integralmente a las víctimas de violaciones de los
derechos humanos que le sean imputables, o a su derechohabientes, incluido el
pago de daños y perjuicios. El Estado adoptará las medidas legislativas y de
otra naturaleza, para hacer efectivas las indemnizaciones establecidas en este
artículo. El Estado protegerá a las víctimas de delitos comunes y procurará que
los culpables reparen los daños causados”.
Hago esta mención
al tema aprovechando que están en Caracas los cancilleres de Unasur, admiradores
de Chávez en su mayoría, que parecieran estar en la misma corriente del primer
ministro de Barbados (país beneficiario de los dólares de PetroCaribe),
Freundel Stuart, quien dijo el domingo: “haré lo posible para que el gobierno
electo pueda hacer su trabajo” llamando “al uso responsable de la libertad de
expresión por parte de los medios de comunicación”. Dos premisas que repiten al
unísono los “gobierno amigos”. Muchos negocios (algunos bien sucios como la
valija con 800 mil dólares llevada a Argentina es un ejemplo) y complicidades
circunvalan sus cabezas. Veremos si logramos que tanto ellos como el régimen,
desnudo en sus violaciones y torturas, acepten respetar a la otra parte.
Entiendan que la
barricada más grande por la que los estudiantes protestan es la de su futuro,
más allá de su muy deteriorado presente tras 15 años de abandono y retroceso
del país maquillado en la propaganda oficial de que hay más universidades y
estudiantes en el período militar que en el período civil de 1958 a 1998. Es
cierto, pero con pensum mayoritario de adoctrinamiento, muy atrasados e
inspirados en Cuba y la URSS que los coloca en minusvalía ante el mundo moderno
en el que muchos países de Unasur ya navegan...
0 Comentarios
Comentarios de Nuestros Visitantes
Agradecemos sus comentarios, siempre en favor de nuestra Fe Cristiana Católica y de manera positiva. Si considera válido su comentario para ser publicado, se agradece no usar una cuenta anónima o desconocida.