El Papa despide el año con el canto
del Te Deum y asegura que “el bien está destinado a vencer, gracias a Dios”.
Expresdó también que los “gestos de amor y de servicio, la lucha diaria
soportada con fidelidad y paciencia permanecen, a menudo, en la sombra, no
emergen”
Tomado de: Religión
Digital de España
El Vaticano, 31 de diciembre de 2012.- El papa Benedicto XVI dijo hoy que
existe el bien en el mundo, y "este bien está destinado a vencer, gracias
a Dios" aunque es difícil entenderlo, ya que "el mal hace más ruido
que el bien, un asesinato brutal, las violencias que se extienden y las graves
injusticias son noticia".
Por ello, "si queremos
entender el mundo y la vida, debemos ser capaces de permanecer en silencio y en
meditación, en la reflexión silenciosa y prolongada, debemos saber pararnos y
pensar", dijo durante la celebración del Te Deum de Acción de Gracias por
el año que finaliza y las Vísperas de la Solemnidad de Santa María, Madre de
Dios.
El papa, de 85 años, ataviado con
una capa pluvial de ricos bordados y mitra doradas, zapatos rojos y sujetando
el báculo llegó sobre una plataforma móvil hasta el sillón pontificio, donde,
presidió las Vísperas y la solemne ceremonia del Te Deum en la imponente
Basílica de San Pedro, como es habitual cada 31 de diciembre, una tradición que
inició el papa Pablo VI en su "Marialis Cultus".
Joseph Ratzinger agradeció la
presencia del consistorio romano, con su alcalde a la cabeza, Gianni Alemanno,
quienes acudieron a San Pedro para acompañar a su Obispo, Benedicto XVI.
Tras el canto de los salmos,
Benedicto XVI dirigió su alocución ante cardenales, obispos y autoridades
civiles y religiosas.
Como Obispo de Roma hizo alusión a
la necesidad de difundir la fe entre los jóvenes en una ciudad, donde se
registra un "creciente número de creyentes de otras religiones, las
parroquias tienen dificultad para atraer a los jóvenes y se difunden de estilos
de vida marcados por el individualismo y el relativismo moral".
"También Roma -dijo el Obispo-
es una ciudad donde la fe cristiana debe ser anunciada siempre de nuevo y hay
que dar testimonio de una manera creíble".
El papa dijo del año que termina
"fácil o difícil, estéril o fecundo, demos gracias a Dios" con el Te
Deum.
El Te Deum -explicó-, contiene una
profunda sabiduría, la sabiduría que nos hace decir que, a pesar de todo,
existe el bien en el mundo, y "este bien está destinado a vencer, gracias
a Dios".
Reconoció que, a veces, es difícil
tomar esta realidad más profunda, ya que "el mal hace más ruido que el
bien, un asesinato brutal, la violencias que se extienden, las graves
injusticias son noticia" y sin embargo, "los gestos de amor y de
servicio, la lucha diaria soportada con fidelidad y paciencia permanecen, a
menudo, en la sombra, no emergen".
Por ello -continuó- "si
queremos entender el mundo y la vida, debemos ser capaces de permanecer en
silencio y en la meditación, en la reflexión silenciosa y prolongada, debemos
saber pararnos y pensar".
De esta manera -mantuvo el Obispo
de Roma-, nuestra mente puede encontrar la curación de "las heridas
inevitables de la vida diaria y profundizar en las cosas que suceden en
nuestras vidas y en el mundo".
En el último día del año, el papa
teólogo recordó que "el cristiano es un hombre de esperanza, sobre todo en
las tinieblas que a menudo hay en el mundo y que no dependen del plan de Dios
sino de las decisiones equivocadas del hombre, porque sabe que el poder de la
fe mueve montañas".
Benedicto XVI exclamó "Te Deum
laudamus!" (Te alabamos, Señor).
El broche de la alocución del papa
fue el canto del Magnificat entonado por la voces del coro de la Sixtina.
Tras la exposición y adoración del
Santísimo ante el que oró Benedicto XVI en imponente silencio de la Basílica,
se procedió al canto del Te Deum de Acción de Gracias, para luego finalizar con
la Bendición Eucarística del papa con el canto del Tantum Ergo, himno
eucarístico compuesto por santo Tomás de Aquino.
El papa fue despedido con el himno
navideño Adeste Fidelis.
Benedicto XVI finalizará los actos
de 2011 con la visita, ya caída la tarde, al gigantesco pesebre, este año
ambientado en los Sassi (casas excavadas en la roca) de Matera, ciudad de la
región sureña italiana de Basilicata, instalado en la Plaza de San Pedro, donde
los guardias suizos hacen sonar el villancico alemán "Stille Nacht"
(Noche de Paz) mientras el pontífice reza.
(RD/Agencias)
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