“Mi Cristo Roto”, cuya clave es el
amor al prójimo, sigue generando maravillosas conversiones. El actor Lorenzo
Henríquez fue rescatado de las drogas, la indigencia y la delincuencia. Ahora
con este monólogo evangeliza desde los escenarios de Venezuela y Colombia
Publicado el 31 de agosto 2022
Los “placeres” del mundo muchas
veces se convierten en terribles experiencias para algunos artistas que, sin
pensarlo o conscientes de ello, se dejan arrastrar más allá de los aplausos, el
dinero y la fama. Pero la mano de Dios levanta del barro a los que han
caído para restaurarlos, como era el deseo del sacerdote que describe la obra Mi
Cristo Roto.
José Lorenzo Henríquez Romero no es ajeno a estas experiencias.
La vida de este actor, director y dramaturgo venezolano de teatro, cine y
televisión, marcó un rumbo distinto y para siempre, luego de “tocar fondo” y
levantarse del “hueco” en el que se encontraba.
Nació en Caracas el 9 de julio de
1959 y con 50 años experimentaba ese tenebroso mundo dominado por las drogas,
el robo para el vicio, la mentira y la falta de fe. Ahora es testigo de que
Jesucristo es quien le brinda al hombre la verdadera felicidad. Así lo vive y
predica. Además, quiere motivar en otras personas la restauración que él vivió.
El testimonio se escuchó el 27 de
agosto en el Centro de Educación Artística (CEA) de Guatire, Venezuela, al
finalizar el monólogo Mi Cristo Roto, obra escrita en 1963 por el sacerdote
jesuita Ramón Cué Romano. La actividad fue convocada por el Movimiento de
Cursillos de Cristiandad (MCC) de la Diócesis de Guarenas.
Mi Cristo Roto no solo se ha convertido para
Lorenzo Henríquez en un instrumento de evangelización que le salvó la vida; con
su mensaje recorre los escenarios de Venezuela y Colombia. El amor al prójimo
resume la obra en la que hace el papel de sacerdote.
Dejó plantada a una parroquia por
estar drogado
Era julio de 2009. Los canales de
televisión y emisoras de radio en Venezuela, sufrían el cierre que dos años
atrás les impuso el gobierno nacional. La decisión dejó sin trabajo a muchos
actores y demás profesionales vinculados a los medios. Lorenzo se desempeñó
como actor durante más de 36 años, de los cuales durante 20 años trabajó en
RCTV.
Allí desempeñó cerca de 25 papeles
en novelas como “Estefanía” (1979), “Pobre negro” (1990) y “Por
estas calles” (1992-1994), entre otras. Pero como muchos profesionales se
fue a Colombia para ganarse la vida en las tablas y algunas producciones
televisivas.
Lorenzo conocía “Mi Cristo Roto” y
pensó que llevando su contenido al teatro podía trabajar un poco más. Un día
presentó la idea en una parroquia de Cali. “No era creyente ni nada de
eso, simplemente era una forma de trabajar y mantenerse activo como artista”,
relató al finalizar el monólogo en Guatire.
En esa parroquia de Cali (Colombia), acordaron realizar la obra un sábado de julio en el año 2009.
Compraron empanadas, jugos y otros alimentos y objetos para vender porque todo iba a ser en beneficio de la parroquia. Pero llegó el sábado tan esperado; eran las siete y treinta de la noche y el actor nunca llegó, relató Lorenzo.
“Aquella gente se quedó con las
ganas de ver la puesta en escena y realizar sus ventas. Todo fue un fracaso”,
enfatizó en el auditorio del CEA. “¿Saben por qué?”, preguntó a los asistentes en Guatire. “El
actor nunca llegó a presentar la obra porque estaba consumiendo drogas debajo
de un puente”, agregó apenado en el testimonio.
El plan de Dios en la vida de
Lorenzo
Inmerso en el mundo de drogas y agobiado por las necesidades materiales, Lorenzo volvió a la parroquia que había dejado “plantada”. El actor fue recibido como aquél padre recibió al “Hijo pródigo”, en la parábola del Evangelio de Lucas 15.
El sacerdote ni los parroquianos
pidieron explicaciones, dice en un video publicado en YouTube.
Lamentablemente, el hecho es que el hombre continuó en ese hueco tan malo que es la droga. Siguió en su mala vida, en una situación casi de indigencia y hasta comenzó a robar para poder conseguir la droga, explicó Lorenzo acerca de su propia vida.
“Afortunadamente, en el plan de
Dios, la mano izquierda de Dios estaba en meterlo ese hueco para que él lo
conociera. Dios se mete en nuestro pecho para ablandarnos el corazón”,
reflexiona acerca de la imagen del Cristo destrozado.
“Dios sacó al hombre de ese hueco. A través de su familia fue llevado a rehabilitación y le fue muy bien”. Después alguien lo invitó al MCC. Hizo su ‘cursillo’ el 23 de agosto de 2013 y “comenzó a montar nuevamente Mi Cristo Roto con resultados maravillosos. Lorenzo cerró, diciendo:
Este hombre no podía entender cómo años atrás hizo las cosas que hizo. Y bueno, aquí estamos, hablando de esto frente a ustedes.
Los aplausos no se dejaron
esperar. Luego motivó a otras personas a generar cambios en su vida.
De regreso en Venezuela después de
varios años en Colombia
Lorenzo Henríquez es hijo del
afamado primer actor Tomás Henríquez (qepd) uno de los artistas más aplaudidos
en el teatro, cine, radio y televisión de Venezuela. En conversación con Aleteia,
dijo que, en el año 2010, comenzó su rehabilitación y luego, estrenó la obra en
el Hatillo (estado Miranda), en septiembre de 2011.
La experiencia con Mi Cristo Roto ha
llevado a Lorenzo Henríquez a los escenarios de varias ciudades de Venezuela y
Colombia donde estuvo residenciado durante muchos años. Ahora se queda en su
país natal, donde continuará con el trabajo evangelizador.
¿Cómo valora el impacto que ha
tenido Mi Cristo Roto en su vida?
“Esto cambió mi vida para siempre,
al punto que después de haber vivido una carrera de 46 años (hasta la fecha)
con éxitos y fracasos, con alegría y tristezas, llega un momento en que dices:
ya es suficiente. Es hora de decirle a Dios que con el mismo talento que me
dio, con este talento quiero pagarle. Porque este talento de artista, aunque
genéticamente me lo dio mi padre biológico (Tomás Henríquez), realmente a quien
se lo debo es a Dios. Por eso quiero retribuir con un trabajo evangelizador
desde el teatro. Él me lo ha dado”.
¿Cuál es su futuro proyecto con Mi
Cristo Roto?
Voy a seguir con Mi Cristo Roto en
su segunda parte. Para el año 2023, la idea es seguir haciendo teatro católico,
es decir, teatro para evangelizar.
¿Desde su punto de vista cuál es la
gran enseñanza de Mi Cristo Roto?
Lo dice al final de la obra: amaos los unos a los otros. Esto realmente es muy simple: amar a tu prójimo. Y si se quiere con más profundidad, es lo que expresa San Pablo a los Corintios: Si yo no tengo amor, nada soy. El amor resume la obra Mi Cristo Roto.
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