Monseñor Tulio
Ramírez, durante la primera visita pastoral como obispo de la Diócesis de
Guarenas a la población de El Guapo, escuchó hablar de la vida de fe del padre
Francisco Zaldívar, coincidiendo con la feligresía en que realmente
“era un hombre santo”
Guarenas, 14 de noviembre de 2021
Fotos Parroquia San Felipe Neri
No fue un homenaje pomposo, aunque se lo merece por la extraordinaria labor misionera cumplida entre los años 1904 y 1928 al frente de la parroquia “San Felipe Neri”, en El Guapo, municipio Páez del estado Miranda, en jurisdicción de la Diócesis de Guarenas que entonces pertenecía a la Diócesis de Los Teques.
El Guapo
en este momento no cuenta con un sacerdote fijo, pero desde las iglesias
cercanas recibe acompañamiento para sus actividades con párrocos o diáconos
permanentes.
Con motivo de los 93 años del fallecimiento del sacerdote, desde inicios de noviembre, un grupo de feligreses embellecieron la plaza que lleva el nombre del padre Zaldívar y rescataron la vistosidad del busto que lo recuerda.
Rezaron el Santo Rosario; y, en virtud
de que es considerado un "santo" para los “guapences”, pidieron su mediación
celestial para superar las realidades que ahora se viven en esta región barloventeña.
El sencillo homenaje fue difundido este 12 de noviembre a través de la página que la Parroquia "San Felipe Neri" mantiene en Facebook:
“Así
conmemoramos el 93 aniversario de la muerte del padre Francisco Zaldívar,
sacerdote español, que hizo de El Guapo su tierra”, dice la publicación
conocida por El Guardián Católico.
Recordaron las “grandes
obras de misericordia, sociales, espirituales y medicinales”,
realizadas en esta comunidad durante el apostolado del sacerdote de originario
de tierras vascas. Los restos del Padre Zaldívar reposan en la iglesia parroquial.
“Con alegría y
amor lo recordamos. Un verdadero santo. Dios lo tenga en su gloria”, indicaron.
“El padre Zaldívar es muy importante en nuestra comunidad”, ratificó la administradora
de la página ante la solicitud informativa desde este portal.
Desde las Vascongadas hasta El Guapo
Una losa de mármol
únicamente recuerda que el padre Zaldívar falleció en El Guapo, el 12 de noviembre
de 1928. “Homenaje al presbítero Francisco Zaldívar de el pueblo de (El Guapo)
donde falleció el 12-11-28”, es la descripción exacta conocida.
Pero, ¿de dónde
venía este sacerdote? ¿Cuánto tiempo vivió en El Guapo? ¿Qué obras de
importancia pastoral o social dejó? ¿De qué falleció? Especialmente llama la
atención el hecho de ser considerado un “santo”, entre vecinos de esta
comunidad mirandina.
La recomendación
del administrador de la página dedicada a la Parroquia San Felipe Neri de El Guapo, es consultar “Los papeles
de Luis”, un espacio informativo creado en honor al cronista Felipe Correa (1919-2016). Allí publican
historias, relatos y anécdotas de este terruño, “resaltando lo más valioso del
ser guapeño: ¡Su gente!”.
Así se hizo y la
riqueza de contenido encontrada es inmensa. También se localizó el Blog con el mismo
nombre donde publican contenidos similares. Su autor es Luis Enrrique Díaz (sí, Enrrique con doble r). Pues bien, desde
allí se realizan estas lecturas sobre la vida del padre Francisco Zaldívar.
Vale decir, que Zaldívar coincidió en su momento con otro gran misionero de San
José de Barlovento y sus alrededores, el padre Luis Zapico.
De acuerdo con Los Papeles de Luis, el rostro original
del padre Zaldívar -la fotografía que se publica ahora en El Guardián Católico- es gracias a “Tico” y “la Dra. María
Auxiliadora Celis Caraballo por conservarlas en tan buen estado”. Se observa el
rostro de un sacerdote joven, lleno de vida y con mucha pasión por el trabajo
apostólico.
Un evangelizador vinculado a la realidad
Francisco Zaldívar
llegó a El Guapo en 1904. “Eran tiempos
difíciles y peligrosos”, dice el blog. Contaba entonces con 32
años de edad. Es posible que la fotografía que ahora se conservan con mucho
celo en la iglesia de San Felipe Neri, sea de fecha posterior.
“Había
nacido en Vitoria en 1872, importante centro industrial y agrícola de España”,
dice Díaz, citando “Las Raíces de El
Guapo”, libro de Amado Cornielles (2007).
El sacerdote diocesano
desarrolló un intenso trabajo de evangelización en El Guapo y comunidades
aledañas. Aunque tenía problemas respiratorios obtenidos en España, eso no le
impedía cumplir el trabajo en nombre de Dios, al que se había consagrado.
También era muy sensible
a los problemas de la comunidad. Los ejemplos son varios, pero la construcción
de la Iglesia fue una de las iniciativas que lo marcaron y llenaron de orgullo a
El Guapo. A su llegada al pueblo, no había un templo sino una capilla de bahareque
y palma. Zaldívar proyectó la construcción de una iglesia y así se logró.
Otro ejemplo de su
vinculación con los vecinos para superar sus necesidades y problemas, fue la construcción
del acueducto llamado popularmente “Tanque San Ignacio”, que surtía de agua
potable a la parroquia. “La comprensión de éste sacerdote muchas veces lo
empujaba a hacer las veces de médico, le preocupaba mucho la desnutrición de
los adultos y las enfermedades parasitarias de los niños”, dice Luis E. Díaz en
su blog.
La insalubridad era una realidad; además, en ese momento, la tuberculosis y la malaria formaban parte de la realidad circundante con la que debía enfrentarse todos los días.
La muerte del Padre Zaldívar
Los males crónicos de sus pulmones amainaba con los medicamentos de la época y el aire
sano de El Guapo. En reiteradas ocasiones volvía a enfermar, y al cabo de un
tiempo mejoraba. Era un círculo de males y sanación que se mantuvo desde
su llegada a El Guapo y del que no pudo salir. Pero él siguió trabajando.
Hacia finales de octubre de 1928, el Padre Zaldívar, tuvo la premonición de que pronto moriría. “El 10 de noviembre, llovía a cántaros, y en su casa, el Padre Francisco Zaldívar sufría una crisis de asfixia”, recuerda Díaz en el blog.
Francisco María Trujillo su asistente, detalló el malestar “al siguiente día, cuando ambos bebían el café mañanero”. Comprendió que su amigo estaba muy quebrantado de salud y le preguntó: ¿Padre cómo se siente? Y éste poniéndose de pie con mucha dificultad le respondió: Me siento bien”.
Los Papeles de Luis dice que Zaldívar estaba siendo devorado por una tisis galopante.
“El grado de
resistencia del hijo de Vitoria era grande, y en horas de la tarde se reanimó y
hasta se sentó en su mecedora. De allí se fue directamente a su cama de la cual
no se levantó más nunca. El día 12 amaneció muy grave y en horas de la tarde
entró en coma”.
Los Papeles de Luis relatan que Miguel Ferrer,
después de verlo a eso de las cuatro de la tarde, al salir a la calle, comunicó
a unos parroquianos que el cura de El Guapo agonizaba. Y, al saber los
guapences la verdad, mostraron una gran aflicción e incluso, algunas mujeres
comenzaron a llorar.
“El 12 de
noviembre de 1928, al filo de medianoche, dejaba el santo sacerdote, Francisco
Zaldívar la tierra, para abrazar en la luz infinita del cielo (…) En la obra
diamantina y cristiana de su existencia, a su paso por el mundo, dejó en ella
la señal de Dios en su alma; por ello es merecedor figurar en los santos de la
futura Venezuela. Que así sea”.
Testimonio de la Profesora Arely Domínguez:
“Considero o consideramos al padre Zaldívar un santo porque a pesar de no ser venezolano, de Caracas se vino a instalar a este pueblo que a principio de siglo XX era muy pobre, pero encontró mucha fe en él".
"El padre levantó la autoestima de la gente y animaba a seguir adelante", dijo para El Guardián Católico. "Asistía a todos los caseríos en unas condiciones que, en ese tiempo, no había aún carreteras sino caminos y con una mula que tenía, visitaba los caseríos de la parroquia llevando la Palabra de Dios, ropa, medicina y también construyendo espacios para la congregación".
"Acá en El Guapo
tuvo la iniciativa de construir un templo que lamentablemente en los años 60 se
derrumbó y dio paso a esta edificación que hoy día tenemos. Construyó un tanque
de agua pues el pueblo carecía de agua potable para ese tiempo. Visitaba a los
enfermos no le importaba donde estuviera. Aún acá, muchas personas ancianas
recuerdan ese legado a pesar de no haberlo conocido, pero si sus padres o
familiares de ese entonces referían de las buenas obras del padre”.
“Tenemos aún con
vida una persona de 97 años que lo recuerda un poco pues fue monaguillo de otro
sacerdote muy querido del pueblo de San José de barlovento, padre Zapico, el
señor se llama José Rafael Araujo”.
“No hay un grupo
como tal para homenajear al padre, ya automáticamente, la gente que hace vida
en la iglesia, que pertenecemos a las 4 cofradías que tenemos, nos reunimos y
hacemos el recordatorio cada 12 de noviembre”.
“Muchos espacios de este pueblo y de San Fernando, donde también lo asistía, llevan su nombre como homenaje a un hombre que se entregó a servirles en nombre de Dios”.
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