Ramón
Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 23 de marzo 2021
“Disfrazada como muerte digna, eutanasia es concretamente terminar la vida de alguien que está en condiciones difíciles, terminales y que decide personalmente -o deciden otros por él-, que ya no deba vivir”.
Son las expresiones del Cardenal Jorge Urosa Savino, alertando que grupos vinculados a la "cultura de la muerte" y a la "cultura del descarte", promueven proyectos de leyes en las que intentan disfrazar la eutanasia como una muerte digna.
“Al amparo de la angustia por la pandemia, que acapara toda nuestra atención, sin que nos demos cuenta, algunos grupos quieren establecer la eutanasia como forma de resolver el problema de los ancianos y los enfermos incurables”, expresa.
Las denuncias del arzobispo emérito de Caracas, están contenidas en el artículo: “¡Si a la vida! ¡No a la muerte!”, enviado a El Guardián Católico. Coincide así con el documento “Grandes Valores Humanos”, que la Conferencia Episcopal Venezolana dio a conocer este 22 de marzo.
A continuación, las palabras del
Cardenal Jorge Urosa Savino:
Cardenal Jorge Urosa Savino,
Arzobispo Emérito de Caracas
La Conferencia Episcopal Venezolana, a través de
nuestra Comisión Permanente, ha publicado hoy un Comunicado sobre la defensa de
la vida, titulado “Grandes Valores Humanos”. Tiene que ver con la propuesta de varios
proyectos de Leyes que afectan precisamente el derecho a la vida. En plena
sintonía con ese esclarecedor documento de mis hermanos Obispos, expreso aquí
unas reflexiones y preocupaciones sobre una concreta amenaza a la vida, que es la eutanasia.
Al amparo de la angustia por la pandemia, que acapara
toda nuestra atención, sin que nos demos cuenta, algunos grupos quieren
establecer la eutanasia como forma de resolver el problema de los ancianos y
los enfermos incurables. Disfrazada como muerte digna, eutanasia es concretamente
terminar la vida de alguien que está en condiciones difíciles, terminales y que
decide personalmente -o deciden otros por él-, que ya no deba vivir.
Ante esta gravísima amenaza para las personas débiles,
enfermas y ancianas, absolutamente innecesaria y menos en estos tiempos de pandemia
terribles para todos nosotros, es preciso recordar que el derecho a la vida es
algo fundamental, inscrito en la naturaleza y en la conciencia de todos los
seres humanos. Y que la eutanasia es auténtico
suicidio, si la promueve el sujeto que la solicita; u homicidio, si la
permiten o inducen o exigen otras personas con supuestos derechos legales para
decidir tal barbaridad. Así lo declara nuestra Iglesia en el gran compendio de la
doctrina cristiana, que es el Catecismo
de la Iglesia Católica, en los números 2276 y siguientes, que los invito a
leer. “Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa
consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas.
Es moralmente inaceptable” (C.I.C.
2277).
Por estas razones, no es posible aceptar la eutanasia.
La Iglesia Católica, defensora de la vida y de los derechos de las personas, la
rechaza totalmente. La recta razón, y la conciencia serena y clara indican que
la eutanasia es simplemente asesinato o suicidio. Y por eso no la podemos
aceptar.
Pero además: aprobar la eutanasia va en contra de la
letra y espíritu de la Constitución Nacional Vigente. En efecto, en sus
artículos 43, y luego 80, 81, 83 al 86, ella indica la obligación del Estado
venezolano de defender y proteger el derecho a la vida, a la salud y a los
cuidados que deben recibir las personas de alguna manera disminuidas, enfermas
o moribundas. Por eso no puede legalizarse la eutanasia. Ello requeriría una
reforma de la Constitución, aprobada por el pueblo en referéndum nacional. De hecho,
no ha habido ningún debate abierto sobre el tema con y entre diversos sectores
del acontecer nacional: academias, Iglesias, universidades, etc.
No podemos dejarnos arrastrar por la funesta corriente
mundial de la cultura de la muerte,
promovida por poderosas corporaciones internacionales y denunciada hace varias
décadas por San Juan Pablo II. Es la cultura del descarte, denunciada ahora
muchas veces por el Papa Francisco: descartar a los inútiles, a los débiles, a
los que molestan, a los que no producen sino gastos e inconvenientes.
Ser venezolanos es defender la vida. La eutanasia no
responde a la cultura del venezolano. Ella tampoco es la cultura del cristiano.
Esa no es la visión de los creyentes en nuestro Dios de la vida y del amor, el
Padre de Jesucristo y de las misericordias.
Caracas, 23
de marzo de 2021
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