Durante la jornada
mundial de los pobres se realizaron actividades médicas y alimenticias en Nueva
Casarapa, una urbanización construida para la clase media, pero donde ahora “la
mayoría de los venezolanos somos pobres, estamos solos y
necesitamos ayuda”
Nov 20, 2019
María
Elena Chiquín es una anciana de piel morena que cuenta con 78 años de edad.
Vive en uno de los barrios cercanos a Nueva Casarapa, un urbanismo construido a
poco más de 43 kilómetros de Caracas, destinado en su momento a una pujante
clase media y profesional surgida en la era democrática de Venezuela. El 17 de
noviembre, en el marco de la tercera jornada mundial de los pobres, Chiquín llegó
a la Iglesia “San Nicolás de Bari” de esta comunidad, con el brazo derecho claramente
hinchado y lastimado.
“Siento
mucho dolor y ahora no tengo ni para comprar calmantes”, dijo María
Elena al ser consultada para Aleteia.
“Es la mala curación de una supuesta fractura que me hice. Nadie me dijo con certeza que
era lo que tenía”, se lamentaba en voz baja. “No me la pude tratar a tiempo
por falta de dinero y los malos servicios en los hospitales que me
pusieron a esperar mucho tiempo sin darme una solución”, agregó sobre su caso.
Esta
vez fue distinto para María Elena. Recibió atención médica de parte de la
fundación diocesana, y luego disfrutó de un alimento entregado por la Legión de
María que hace vida en la zona. “Ojalá estas jornadas de atención para los
pobres se repitan; no se olviden de nosotros”, dijo. “Estos días tendré
las suficientes energías para seguir con la vida que Dios me ha dado, y caminar
con la esperanza de que las cosas se pondrán mejor en mi país”.
Efectivamente,
se trató de una jornada médica preventiva, en la que fueron atendidos 392
pacientes entre niños y adultos con distintas patologías. Lo organizó la
Fundación Diocesana de la Salud “San Rafael Arcángel” de la Diócesis de
Guarenas, destinada a brindarle atención a los más necesitados en esta región
del estado Miranda, en Venezuela.
Las
consultas médicas coincidieron con la tercera jornada mundial de los pobres
convocada por el papa Francisco, y con la “Olla solidaria” que en esta iglesia vinculada
a la parroquia “Asunción de María”, realizan los movimientos de apostolado durante
el tercer domingo de cada mes. Además, era víspera de los 310 años de la
aparición de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en el Lago de
Maracaibo, estado Zulia, y los marabinos residentes en Nueva Casarapa, por
segundo año, realizaron una procesión con la réplica de La Chinita.
La gente no puede comprar sus
medicamentos
María
Collazo, directora de la fundación diocesana de la salud, consideró que la
jornada fue un éxito tomando en cuenta la cantidad de personas que asistieron a
las diversas especialidades que se ofrecieron y los casi 50 médicos que colaboraron.
“Superamos las expectativas y las metas que estaban trazadas; y los pacientes
se han mostrado muy agradecidos por el servicio recibido. Hemos atendido de
manera espacial al adulto mayor”.
Por
su parte, la doctora Yali Pereira, farmacéutico asistencial y una de las integrantes
de la fundación, indicó que la mayoría de los pacientes se detectaron con
“infrapeso y presiones arteriales elevadas, más que todo entre las personas
adultas, ya que la gran mayoría de los pacientes atendidos pasan de los 55 años”.
“Esto
se debe a que los pacientes no pueden comprar sus medicamentos de consumo
diario”, precisó Pereira.
El párroco solo vino a amarlos
El
padre Dawid Dziedzic Sac, un sacerdote palotino de origen polaco, aunque conoce
la zona está recién nombrado párroco. Apoyó el trabajo y visitó los
consultorios. “Siempre van a contar con mi apoyo y estas jornadas las vamos a llevar a
los barrios”, les decía a médicos y vecinos. En breve conversación con
Aleteia habló de su experiencia del comunismo en Polonia. “Fue muy poca. Quienes sí lo
sufrieron fueron mis padres”, dijo.
Sin
embargo, se preguntó: “¿Quién iba a decir que me tocara vivir esa
experiencia lejos de mi tierra y después de muchos años?”. Repetía el
mensaje con que asumió la parroquia: “Deben
obedecer a su párroco, pero eso es cosa de ustedes, yo solo vine a amarlos.
Por eso quiero que este trabajo se siga realizando en todas las comunidades de
nuestra iglesia”.
El
padre Dziedzic Sac trabaja en esta parroquia junto a otro religioso polaco, el
padre Andrzej Tekieli, quien aprovechó de consultarse con uno de los médicos
asistentes. “El ejemplo de la salud entra por casa”, dijo sonriente el joven
palotino.
CAMINAR A LA LUZ DE DIOS.
Yelitza Salas, habitante de Nueva Casarapa e integrante de la Cofradía del
Nazareno, habló de la realidad social de esta urbanización construida para la
clase media hace 26 años, y que cuenta con una población cercana a las 30 mil
personas sin incluir las de las barriadas.
“Pero la clase media es la más
golpeada en todo este tema de la crisis social, política y económica que se
vive en Venezuela”, dijo.
Confirmó
la soledad en que se encuentra buena parte de los adultos mayores producto de
la crisis humanitaria: algunos cuidando a los nietos ante la migración forzada
de sus hijos mayores; otros tristes, enfermos y abandonados tanto por
familiares como por el Estado. “No está fácil descifrar la situación actual, que
es complicada, pero a la luz del Evangelio, nosotros los creyentes debemos
tener una señal de por dónde debemos caminar”, concluyó.
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