Para respetar la voluntad del pueblo de cara a las elecciones
presidenciales, los obispos exigen la reestructuración del CNE y la presencia de observadores
internacionales
Ramón Antonio Pérez
// @GuardianCatolic
Foto: @CEVmedios
Caracas, 13 ENERO 2018
La Conferencia
Episcopal Venezolana (CEV) dio a conocer este 12 de enero, la exhortación
pastoral denominada: “Dios consolará a su pueblo”, surgida de la centésima novena asamblea, cuya lectura fue hecha por el
cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida; Ulises Antonio
Gutiérrez Reyes, arzobispo de Ciudad Guayana; y Fernando José Castro Aguayo,
obispo de Margarita.
Aunque abordaron
varios temas propios de la crisis que se vive en el país, el llamado de la CEV se
puede resumir en una sola frase contenida en la exhortación: “Venezuela
necesita un cambio de rumbo”.
Los prelados
argumentan que el “Ejecutivo ha fracasado en su tarea de garantizar el
bienestar de la población: ni los servicios públicos, ni la industria
petrolera, ni los cuerpos de seguridad, ni la sanidad pública, ni otros
organismos han sabido responder a las necesidades de la gente”.
Consideran que
las elecciones son el medio democrático para resolver en paz el conflicto
nacional pero con la reestructuración del Consejo Nacional Electoral y la
supervisión de organismos internacionales para los comicios presidenciales de
este año.
Mencionaron
la grave crisis económica y social, y exigieron nuevamente la creación de un
canal humanitario. “El Ejecutivo ha fracasado en su tarea de garantizar el
bienestar de la población”, y no tenido la capacidad “para dar alimento al
pueblo son insuficientes y tienden a crear mendicidad y dependencia”, sostiene la CEV.
A
continuación, el mensaje íntegro de la Conferencia Episcopal Venezolana:
"Dios consolará a su pueblo" (Isaías 49, 13)
INTRODUCCIÓN
1. Al comenzar el nuevo año,
nosotros, los Obispos de Venezuela, reunidos en la CIX Asamblea Ordinaria
enviamos a todos los venezolanos, dentro y fuera del país, un fraterno y
caluroso saludo. Con la elección de una nueva Junta Directiva iniciamos un
nuevo trienio de trabajo. Como pastores, en continuo acompañamiento a nuestro
pueblo, experimentamos las graves y tristes situaciones que dibujan un panorama
negativo y desolador. Nos hacemos eco de las palabras del Santo Padre Francisco
ante el Cuerpo Diplomático acreditado en la Santa Sede el pasado 8 de enero:
"Pienso especialmente en la querida Venezuela, que está atravesando una
crisis política y humanitaria, cada vez más dramática y sin
precedentes...". Creemos profundamente que Dios no abandona a su pueblo.
II. REALIDAD DE TRAGEDIA Y
SUFRIMIENTO
2. Las políticas del
gobierno han llevado a los ciudadanos a una gran dependencia de los organismos
del Estado. Esto ha generado una contracción de la libre iniciativa, del
emprendimiento, de la capacidad de las personas y las empresas para crear
empleo y del estímulo para una mejor formación profesional. Las medidas que el
gobierno implementa para dar alimento al pueblo son insuficientes y tienden a
crear mendicidad y mayor dependencia. Por otra parte, las políticas sociales y
económicas están infectadas del morbo de la corrupción. Además, el férreo y prolongado
control de divisas es un freno injusto al desarrollo de la empresa privada.
Estas políticas han dado como resultado aumento de la pobreza, desempleo,
carencia de bienes básicos, descontento y desesperanza general.
3. El éxodo de millones de
venezolanos que buscan nuevos horizontes nos duele profundamente, así como las
fórmulas desesperadas para huir del país. Cabe mencionar aquí el drama reciente
del naufragio de una embarcación con un número importante de venezolanos que
concluyó con la trágica muerte de un grupo significativo de ellos. Presagio,
Dios no lo permita, del inicio, en nuestro entorno, de la múltiple y dolorosa
experiencia de nuestros vecinos, en particular, cubanos y haitianos. Como ya
hemos advertido los Obispos: "La raíz de los problemas (del país) está en
la implantación de un proyecto político totalitario, empobrecedor, rentista y
centralizado que el gobierno se empeña en mantener" (CEV, "El Señor
ama el que busca la justicia", 12-07-2016).
4. La Asamblea Nacional
Constituyente es inconstitucional e ilegítima en su origen y en su desempeño.
En vez de limitarse a redactar una nueva Constitución pretende erigirse en un
supra poder con funciones ejecutivas y judiciales. El gobierno, con la
"Ley contra el Odio y la Intolerancia", nacida de la misma Asamblea,
criminaliza toda manifestación en su contra y propicia la multiplicación y
difusión de toda clase de rumores y especulaciones, cuyo efecto es consolidar
un control absoluto de actividades y provocar el miedo y la autocensura.
5. Con la suspensión del
referéndum revocatorio y la creación de la Asamblea Nacional Constituyente, el
Gobierno usurpó al pueblo su poder originario. Los resultados los está
padeciendo el mismo pueblo que ve empeorar día tras día su situación. No habrá
una verdadera solución de los problemas del país hasta tanto el pueblo no
recupere totalmente el ejercicio de su poder.
6. Las dificultades de
entendimiento cada vez más graves entre el gobierno y la oposición política, a
falta de un punto de apoyo común que se respete en la realidad, como debería
ser la Constitución vigente, exigen al pueblo que asuma su vocación de ser
sujeto social con sus capacidades de realizar iniciativas como, por ejemplo,
que la sociedad civil lleve adelante una consulta para señalar el rumbo que
quiere dar a la nación como prevé nuestra Carta Magna (Cfr. Art. 71). Si se
negara este derecho o se entorpecieran las iniciativas para concretarlo, sólo
quedarían dos posibilidades: pérdida definitiva de la libertad, con todas sus
consecuencias, o acciones de resistencia y rebeldía contra el poder usurpador.
Es el pueblo organizado quien tiene la última palabra. En unión con la mayoría
de los venezolanos anhelamos que la dirigencia política y la sociedad civil
presenten un proyecto de país creíble y realizable.
7. El Consejo Nacional
Electoral tiene que ser reestructurado para que cumpla con la imparcialidad que
le pide la Constitución vigente. Solo así actuará con transparencia y equidad
en sus funciones y garantizará el respeto a las decisiones del pueblo. Ante las
próximas elecciones debe contarse con la presencia y supervisión de
Observadores por parte de reconocidos Organismos Internacionales.
8. Ante la dramática
situación que afecta a todos, especialmente a los más pobres, hay dos
actitudes: la conformista y resignada, de quienes quieren vivir de las dádivas,
regalos y asistencialismo populista del gobierno y otra, la de quienes,
conscientes de la gravedad de los problemas, buscan instaurar unas condiciones
de verdad, justicia e inclusión, aún a riesgo del rechazo y la persecución. La actitud de resignación es paralizante y
en nada contribuye al mejoramiento de la situación. Lo positivo y lo eficaz es
el compromiso, la esperanza y la solidaridad. ¡Despierta y reacciona, es el
momento!, lema de la segunda visita de san Juan Pablo II a Venezuela (1996),
resuena en esta hora aciaga de la vida nacional. Despertar y reaccionar es
percatarse de que el poder del pueblo supera cualquier otro poder.
III. CAMINOS PARA LA
RECUPERACIÓN
9. Este momento requiere de
una gran dosis de esperanza junto a acciones concretas que contribuyan a
mejorar las condiciones de vida, a dignificar a las personas, y a fortalecer a
las familias y comunidades a las que pertenecemos.
10. La emergencia económica
y social hace indispensable que el Gobierno permita un Canal Humanitario. La
desnutrición ha sido verificada científicamente, las muertes por inanición
conmueven, las protestas por el hambre cunden en todo el país. Las diócesis,
parroquias, Caritas y otras instituciones y ONGs están haciendo lo posible,
para ayudar con alimento y medicinas a quienes los necesiten. Por sensibilidad
humana abogan por el derecho de los más necesitados. Además, por nuestra
condición de cristianos, el amor de Cristo nos urge a socorrer al prójimo (cf.
2 Co 5,14). Promovamos y mantengamos en nuestras parroquias, comunidades,
centros de pastoral y colegios las iniciativas de solidaridad que están dando
respuesta inmediata y fraterna a necesidades concretas. En esta dirección se
desarrollará la próxima Campaña Compartir durante la Cuaresma.
11. Venezuela necesita un
cambio de rumbo. El Ejecutivo ha fracasado en su tarea de garantizar el
bienestar de la población: ni los servicios públicos, ni la industria
petrolera, ni los cuerpos de seguridad, ni la sanidad pública, ni otros
organismos han sabido responder a las necesidades de la gente. Las elecciones
son el medio democrático para lograr ese cambio de rumbo. Exigimos la
publicación de un cronograma electoral. El Papa Francisco, en el citado
discurso al Cuerpo Diplomático, añadió: "La Santa Sede, mientras exhorta a
responder sin demora a las necesidades primarias de la población, desea que se
creen las condiciones para que las elecciones previstas para el año en curso
logren dar inicio a la solución de los conflictos existentes, y se pueda mirar
al futuro con renovada serenidad".
12. La libertad es un
derecho humano inalienable, no negociable, y una exigencia de la democracia.
Manifestamos nuestra solidaridad con los centenares de presos políticos,
exiliados y detenidos por cualquier causa, muchos en situaciones infrahumanas,
enfermos, privados de visitas familiares, a los cuales se les niega el derecho
a un debido proceso. Deben gozar de libertad plena. Los organismos del Estado
tienen que investigar las denuncias sobre las torturas y castigar a los
responsables según las leyes.
13. El diálogo y la
negociación entre Gobierno y representantes de la Oposición, en principio, son
inobjetables y necesarios. Sin embargo, deben darse en condiciones distintas de
las que hasta ahora se han establecido. Es indispensable un reconocimiento y
respeto institucional. Toda negociación ha de fundamentarse en la integridad de
los negociadores, en objetivos claros y en una agenda preestablecida y
conocida, para que pueda gozar de la confianza y credibilidad de la población.
IV. CONCLUSIÓN
14. La Virgen María acompaña
nuestro sufrimiento. Ella peregrina con nosotros en esta hora de nuestra
historia. En el rostro indígena de nuestra Madre de Coromoto vemos reflejado el
sufrimiento, los trabajos y los anhelos de nuestro pueblo. En el Niño que ella
nos entrega descubrimos la cercanía de Dios y su infinito amor, que nos
garantiza el destino glorioso del pueblo en libertad, justicia y paz.
Con nuestra afectuosa
bendición,
Los Arzobispos y Obispos de
Venezuela,