“Para
darle comida a mis hijos me veo muy apretada. Hay ocasiones en las que no
podemos desayunar o nos acostamos sin comer, pero con la fe en el Señor,
siempre salimos adelante en este momento de necesidad que estamos atravesando”.
El
testimonio corresponde a Jacqueline de Escalona, una madre venezolana de doce
hijos -4 varones y 8 hembras- que comentó para Aleteia su situación mientras esperaba el turno para comer en una
de las “Ollas Solidarias”, que el pasado fin de año organizó el padre Miguel Marín, en
la parroquia “Jesús Obrero” de Guarenas, en el estado Miranda (Venezuela).
Jaqueline
es vecina de esta parroquia y desde hace seis meses asiste a estos almuerzos solidarios
acompañada de sus diez hijos menores: Yissel, Gilbert, Samil, Antonieta,
Yoenmy, Nohemí, Isabel, Alejandra, Elena y Alejandro de dos años.
“Yermain
es el mayor de mis hijos. Tiene 21 años y no siguió estudiando para ayudar en la
casa con su trabajo de moto taxista. Igual ocurre con Yenmi que tiene 17 años, trabaja
en un mercado y en ocasiones lleva verduras para completar la comida”, dice la
mujer.
Jaqueline
quedó viuda hace poco menos de un año, cuando su marido fue víctima de la
violencia ciudadana que azota a Venezuela. “Acudí a la parroquia por los servicios
religiosos para el funeral de mi esposo, y encontré no solo el apoyo espiritual sino
también la ayuda en lo material como estas tazas de comida que siempre venimos
a recibir”.
Alternativas ante la crisis
Siempre ha estado encargada de preparar la comida. El último menú del año 2016 era sencillo, pero con nutrientes imposibles de encontrar en muchos hogares: una taza de sopa a base de carne de res, pollo, verduras y un trozo de pan.
Mendoza
explicó que en esta Iglesia funcionó un comedor desde 2002 fundado por Miguel Marín
y un grupo de mujeres entre las que mencionó a Yuli Machado y Marisol Torres, además del “apoyo
de personas amigas y algunas instituciones públicas y privadas”.
La
experiencia duró más de diez años y entregaban más de trescientas comidas diarias
a los niños, incluso, las llevaban a algunos colegios de la zona como el
“Laudelino Mejías” que pertenece al sistema de educación pública del estado
Miranda.
“Lamentablemente
el comedor dejó de funcionar hace pocos años cuando se comenzó a sentir la
crisis que ahora cubre a toda Venezuela”, sostuvo Mendoza. “Sin
embargo, ello nunca implicó el desánimo entre los colaboradores de la parroquia,
sino que se incentivó la búsqueda de iniciativas para darle respuesta a la
necesidades de la gente”.
Comida y juguetes para los niños
Grisel
relató que hace un año decidieron construir un comedor en las afueras del salón
parroquial y de esta manera retomaron la posibilidad de darles de comer,
especialmente a los niños, embarazadas y ancianos que son los más afectados por
la crisis.
“Actualmente
estamos preparando las próximas entregas de comida. Queremos recabar los apoyos
necesarios para el año 2017. Nuestra experiencia demuestra que cada día crece el
número de personas necesitadas y queremos ayudarlas”, expuso.
Durante la Navidad pasada “los niños tuvieron la posibilidad de recibir un juguete producto de la donación de varias personas encabezadas por Lisabeth De Sosa”, según indicó para Aleteia la cristiana comprometida.
Durante la Navidad pasada “los niños tuvieron la posibilidad de recibir un juguete producto de la donación de varias personas encabezadas por Lisabeth De Sosa”, según indicó para Aleteia la cristiana comprometida.
El trabajo
ha sido un claro ejemplo esperanzador de esta parroquia no es el único que se
da en medio de la situación que se vive en Venezuela. Luego relataremos otras
experiencias.
El apostolado de música "Cantaré para ti Señor", de la parroquia San Miguel Arcángel de Guarenas acompañó durante la actividad del almuerzo... |
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