San Juan Pablo II Comparó a José Gregorio con un Santo y con un Beato

El Investigador Alfredo Gómez Bolívar, en su Blog: Todo Sobre José Gregorio Hernández, ha publicado un interesante trabajo comparativo sobre el "Médico de los Pobres", y los galenos José Moscati (1880­-1927) y Ricardo Pampuri (1897-1930), quienes han transitado los caminos de la beatificación que ahora persigue el venezolano.  

17.12.2014 00:49
Del Decreto de Virtudes Heroicas de fecha 16 de enero 1986 realizado por San Juan  Pablo II ,  recogemos de allí  la  comparación que se le hiciera al Dr. José Gregorio Hernández con dos médicos italianos,  un fragmento del decreto  dice así:

“…Por eso el Sumo Pontífice Pablo Vl  afirmó que la profesión de los médicos es un entregarse al servicio de aquellos que sufren o están enfermos, y añadió: «La dignidad y la excelencia de esta vocación nunca es percibida suficientemente, ni comprendida en profundidad. Asistir, cuidar, consolar, remediar el dolor humano es el oficio que, por su excelencia, por su utilidad y por su finalidad, está más próximo al oficio de sacerdote: lo mismo que el oficio de sacerdote, el oficio de médico es un que hacer dignísimo de las bendiciones de Dios, porque coloca en su punto más álgido la expresión viva del amor» (Insegnamenti di Pablo VI. VIII (1969) 710).

Así es: y algunos hijos de la Iglesia lograron unir de tal modo la ciencia y el arte de la medicina con el ejercicio perfecto de las virtudes religiosas y morales, que resultaron ejemplos de eximia fidelidad para con Dios y de sincera preocupación de los hombres. Entre ellos es bueno recordar a los beatos José Moscati (1880­-1927) y Ricardo Pampuri (1897-1930), que poco ha fueron beatificados.

No menos irreprochable que ellos fue el Siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros, gloria de los laicos católicos, hombre docto y médico experto, eminente profesor universitario, padre de los pobres, testigo excelente de Cristo entre los intelectuales y entre los sencillos y humildes. El se adelantó; y, en la práctica vivió, todo lo que el Concilio Ecuménico Vaticano II enseñó sobre los laicos y sobre su apostolado. Por todo esto destaca como una gran montaña entre los hombres de la historia contemporánea de Venezuela".

Para la época en que se dicta el decreto de Virtudes del Dr. Hernández, tanto José Moscati como Ricardo Pampuri eran beatos; hoy en día Pampuri está canonizado.

Muchos biógrafos de José Gregorio afirman que cuando él se acercaba a los enfermos tenía siempre una sonrisa y una manera de expresarse en forma cariñosa, que aliviaba con su conversación a sus pacientes. Con toda seguridad el sabia, la importancia que tiene no solo de curar el cuerpo sino también el alma del enfermo.

“Despreciar el cuerpo es un pecado contra la voluntad del Señor, creer que la enfermedad es un mal que no aqueja también al alma, es pensar que somos como los irracionales, y eso no solamente no es justo, sino que en cierta forma es una blasfemia.” San José María Escribá.

El 20 de enero de 1986 Radio Vaticana a los 4 días de pronunciarse el decreto de virtudes del Dr. JGH. La radio había dedicado una nota de prensa titulada “Medico y Santo” en la cual relataba  una pequeña biografía de José Gregorio y lo comparó con  el médico napolitano  Guiseppe Moscati también laico y que fuera beatificado por S.S. el Papa Pablo VI el 16 de noviembre de 1975.

Los  datos  biográficos del Dr. Moscati, como los del Dr. Pampuri, guardan gran parecido con  la vida  del Dr. José Gregorio Hernández.

Giuseppe Moscati  nació en  Benevento, Italia 25 de julio de 1880 y murió en Nápoles el 12 de abril de 1927, fue un médico, investigador científico y profesor universitario italiano, reconocido por su trabajo pionero en la bioquímica fisiológica y por su piedad. 

Hijo de un juez, Francisco, y una aristócrata, Rosa De Luca dei Marchesi di Roseto, y fue el séptimo de nueve hijos.

En 1884, se trasladó con su familia a Nápoles, donde su padre se convirtió en Director de la Corte de Apelaciones, donde el joven Giuseppe recibió la Primera Comunión, cuatro años más tarde, en la iglesia de las Hermanas del Sagrado Corazón. En esta iglesia, Moscati se reúne con los "beatos" Bartolo Longo, fundador de la ermita de Pompeya al lado de la iglesia y conoció a la Caterina Volpicelli.

En 1892 su hermano Alberto muere tras una caída de su caballo durante el ejercicio de su servicio militar; a partir de este episodio empezó a madurar su pasión por la medicina. 

Después de la escuela secundaria, se matriculó en 1897 en la Facultad de Medicina, y en el mismo año muerte su padre, como consecuencia de una hemorragia cerebral.

El 4 de agosto de 1903 se graduó con honores con una tesis sobre "Urogénesis de Hígado", los trabajos que se incluyeron en las columnas de la prensa y, después de unos meses se presentó a los concursos para auxiliares y asistentes en la extraordinaria "Ospedali Riuniti de Incurabili", pasando ambas pruebas. Se hizo cargo de los pacientes "incurabili" (incurables) del hospital, donde permaneció por más de 5 años, sus días fueron siempre muy intensos, levantándose temprano en la mañana quedando libre para ir a visitar a los necesitados de los barrios españoles, antes de ir a operar en el hospital durante su trabajo diario, y visitar a los enfermos por la tarde en su estudio privado, y sumado a la dedicación a los enfermos no dejó de lado el tiempo de estudio para la investigación médica persiguiendo la aplicación de un equilibrio entre la ciencia y la fe. Capítulos de su vida que guardan gran semejanza con la vida del Dr. José Gregorio Hernández.

Durante la Primera Guerra Mundial el Dr. Moscati se rehusó a enlistarse en el ejército, pero en su lugar organizó un hospital para los heridos, donde trató personalmente a cerca de 3000 soldados.

Entre Moscati y Hernández podríamos establecer otras semejanzas, por ejemplo los dos fueron médicos graduados en la universidad con honores, profesores universitarios, también dieron casi las mismas materias;como Anatomía Patológica, y Fisiología; ambos fueron científicos e investigadores.

Cuando al Dr. Moscati  lo felicitaban  por una operación difícil con la que salva la vida de un paciente, le quitaba  importancia al elogio: y respondía: —El Señor dirige todo, también la mano del médico, a El sólo hay que dar las graciasA José Gregorio Hernández tampoco le gustaba que lo elogiaran, siempre le gustaba pasar desapercibido. Con respecto al sufrimiento, en una carta que escribe el beato Dr. Moscati dice:

“¿Por qué rechazar el sufrimiento? El Señor sufrió sin medida por mí. Me duele el pensamiento de que tantos hombres desprecian el amor divino. Con gusto ofrezco algo para conducirlos a los pies de su Salvador.”

Y José Gregorio escribió en “Elementos de Filosofía”: El recuerdo de la pasión de Jesucristo inunda mi alma de un profundo sentimiento religioso.

Ambos valoraban el sufrimiento asociándolo al de Cristo que redime.

Se cuenta que, años después, en 1921, Enrico Caruso, uno de los más geniales cantantes de ópera y mundialmente conocido, volvió a Italia gravemente enfermo. De los muchos médicos consultados para su diagnóstico, sólo el Doctor Moscati encontró la verdadera causa. Pero ya nada se pudo hacer, porque eran mínimas las esperanzas de curación. Al ir a atenderle en un hotel de lujo en Sorrento, al final, el mé­dico le dice: —Usted ha consultado ya tantos médicos, ¿por qué no consulta al mejor de todos que es Cristo, nuestro Señor y hace una confesión generalA los pocos días de haberse confesado, Caruso muere en el viaje que intentaba hacer a Roma.

En una ocasión el 17 de octubre de 1922 Moscati dijo estas palabras, que  pueden considerarse como el resumen de su vida de médico, hombre de ciencia y de fe: 

Ama la verdad, muéstrate como eres sin falsedades, sin miedos ni miramientos. Y si la verdad te cuesta la persecución, acéptala; si te cuesta el tormento, sopórtalo. Y si por la verdad tuvieses que sacrificarte tu mismo y tu vida, se fuerte en el sacrificio”.


El otro personaje que San Juan Pablo II comparó con el Dr. José Gregorio Hernández fue Herminio Felipe Pampuri en religión Fr. Ricardo, décimo de once hijos, nació el 2 de agosto de 1897 en Trivolzio (Pavia) de Inocencio y de Angela Campari.

Huérfano de madre a los tres años, fue acogido y educado en casa de los tíos maternos en Torrino, a las afueras de Trivolzio. En 1907 murió en Milán su padre.

Completó su Escuela Elemental entre dos pueblos cercanos y los estudios medios en Milán, siendo alumno interno en el Colegio de San Agustín de Pavía. Después de los Estudios del Liceo, se inscribió en la facultad de medicina de la Universidad de Pavía.

Durante la primera guerra mundial, hizo el servicio militar entre los años 1915-1920, prestando servicios sanitarios en zona de guerra; primero como sargento y después como oficial aspirante de médico. Se graduó en medicina y cirugía con la máxima de puntuación; el 6 de julio de 1921 en la mencionada Universidad.


José Gregorio estudió bachillerato en Caracas en un Colegio llamado Colegio Villegas; en calidad de interno se destacó por sus virtudes cristianas y su disciplina. Se inscribe al salir de allí en el año de 1882 para estudiar medicina en la Universidad Central y ya desde tan joven asistía con devoción a la misa diariamente. Obtiene el titulo en 1888 con las máximas calificaciones. En 1902 José Gregorio se enlista en la milicia siendo uno de los primeros en hacerlo de su parroquia. También José Gregorio perteneció a la Tercera Orden franciscana. Ingresó en la Cartuja en Italia cerca de la ciudad de Luca y recibió el nombre religioso de Fr. Marcelo como novicio de dicha congregación. José Gregorio era amante de las artes en general, fue pintor y músico.

Por su parte, Felipe Pampuri desde la adolescencia fue siempre y en todas partes ejemplo claro de cristiano que, aún viviendo en medio del mundo, profesó abiertamente y con coherencia el mensaje evangélico y practicó con generosa dedicación las obras de misericordia. Amaba la oración y permanecía constantemente en íntima unión con Dios, aún durante su actividad externa.

Asiduo a la Mesa Eucarística, permanecía largos ratos delante del sagrario en profunda adoración. Muy devoto de la Santísima Virgen María, la honraba con el rezo del Santo Rosario, aún más de una vez al día. Todo lo anterior guarda mucha semejanza con la vida del Dr.  José Gregorio Hernández.


El Dr. Pampuri perteneció al movimiento de apostolado Acción Católica desde niño; cuando llegó a Morimondo, fue para el párroco un eficiente colaborador: cofundador del Círculo de la Juventud de Acción Católica, siendo su primer presidente, y organizador de una banda de música.

En el ejercicio de su profesión, además de ser muy estudioso y competente, trabajaba con admirable solicitud, generosidad y caridad.

Abrazó la vida religiosa hospitalaria en la Orden de San Juan de Dios (Fatebenefratelli) para poder así conseguir más expeditamente la perfección evangélica y al mismo tiempo continuar el ejercicio de la profesión médica para el alivio del prójimo sufriente. Habiendo entrado en la Orden en Milán el 22 de junio de 1927, después del año de Noviciado cumplido en Brescia, emitió los votos religiosos el 24 de octubre de 1928.

Nombrado director del Gabinete de Odontología del Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios de Brescia, frecuentado preferentemente por gente pobre y por obreros, Fr. Ricardo se prodigó incansablemente a su alivio con admirable caridad, ganándose la estima y la veneración de toda la población.

Durante su vida religiosa, Fr. Ricardo, igual que en el mundo, fue para todos modelo de perfección y de caridad: para los Hermanos, para los médicos, para los enfermos, para el personal paramédico y auxiliar, y para tantos cuantos le trataban. Ante todos aparecía en concepto de santidad.

Acto seguido de habérsele agravado la pleuritis contraída durante el servicio militar, degenerada en broncopulmonia específica, el 18 de abril de 1930 fue trasladado de Brescia a Milán, donde murió santamente el 1 de mayo a los 33 años de edad "dejando el recuerdo de un médico que supo transformar la propia profesión en misión de caridad, y de un religioso que reprodujo en sí mismo la figura del verdadero hijo de San Juan de Dios" (Decreto de la heroicidad de sus virtudes, 12 junio 1978).

Después de su muerte, la fama de santidad que se percibía durante su vida, se difundió ampliamente en Italia primero, y después por Europa y en los otros continentes. Muchos fieles obtenían de Dios por su intercesión gracias señaladas, hasta milagrosas.
Aprobados los dos milagros presentados, fue beatificado por Su Santidad Juan Pablo II el 4 de octubre de 1981.

Posteriormente, reconocida como milagrosa la curación ocurrida el 5 de enero de 1982 en Alcadozo (Albacete, España) en favor del niño de 10 años Manuel Cifuentes Rodenas por intercesión del Beato Ricardo Pampuri, fue aprobado el milagro. En la festividad de Todos los Santos, 1º de noviembre de 1989, es solemnemente canonizado.

El cuerpo de San Ricardo Pampuri se conserva y es venerado en la Iglesia parroquial de Trivolzio (Pavía) y su fiesta se celebra el 1º de mayo. Cuando Dios mediante, se documenten rigurosamente los milagros que acrediten la intercesión de José Gregorio, también podremos venerarlo como a sus colegas los doctores Pampuri y Moscati.

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