Monseñor Jesús González de Zarate valoró el trabajo
que cumple cada empleado de la Iglesia caraqueña y les deseó muchos éxitos
durante el año 2015 en unión de familiares y amigos
Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic
El Arzobispado de Caracas agasajó a sus trabajadores
con un Almuerzo Navideño y la entrega de algunos presentes como parte del tradicional
encuentro que para estas fechas, previas a la Navidad, les organiza el Cardenal
Jorge Urosa Savino, actividad que se realizó en la Parroquia “San Benito Abad”,
el viernes 19 de diciembre.
Aunque en esta ocasión el Arzobispo de Caracas no pudo
asistir debido a otros compromisos, se le recordó muy gratamente por intermedio
de Monseñor Jesús González de Zárate, quien presentó sus saludos para tan
especial fecha, y además, entregó a cada empleado una Tarjeta Especial de Navidad
y algunos presentes.
En el Almuerzo Navideño también estuvieron presentes
los Obispos Auxiliares: Monseñor Tulio Luis Ramírez Padilla; Monseñor José
Trinidad Fernández y Monseñor Nicolás Bermúdez (Emérito). Igualmente asistieron
Monseñor Adán Ramírez Ortiz, canciller de la Curia, junto al vice canciller,
padre Antonio Abeijón y el Vicario Judicial padre Miguel Acevedo. Entretanto,
el padre Alexander Mendonça fungía de anfitrión
al lado del párroco del lugar, Luis Armando Varón.
"Que el Señor conceda a todos Ustedes una
Navidad muy útil, de renovación cristiana y religiosa, de encuentro con Dios y
con los demás", es el mensaje navideño 2014 contenido en la Tarjeta
que remitió del Cardenal Urosa.
Por su parte, Monseñor González de Zárate valoró el
trabajo que cumple cada uno de los empleados del Arzobispado de Caracas, y
deseó lo mejor para el venidero 2015 en unión de los familiares y amigos.
Luego del brindis, la comida y las entregas del Pan y
Vino como presentes a cada uno de los trabajadores, se rezó una hermosa oración
al Niño Jesús, recitada a viva voz y con entusiasmo:
“Bendíceme,
Niño Jesús y ruega por mi sin cesar,
Aleja de
mí hoy y siempre el pecado
Si
tropiezo, tiende tu mano hacia mí
Si cien
veces caigo, cien veces levántame
Si me
dejas, Niño, ¿Qué será de mí?
En los
peligros del mundo asísteme
Quiero
vivir y morir bajo tu manto
Quiero que
mi vida te haga sonreír
Mírame con
compasión, no me dejes Jesús mío
Y, al
final, sal a recibirme y llévame junto a Ti
Tu
bendición me acompañe hoy y siempre.
Amén”.
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