El Sumo Pontífice estuvo al frente de la misa de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios en el día en el que tradicionalmente la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Paz
El Papa Francisco encabezó la primera misa de 2014 en el día en que la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Paz. Según se informó previamente en la página web oficial del Vaticano, el mensaje del Sumo Pontífice iba a estar centrado en tres ejes: la fraternidad, el fundamento y el camino para la paz.
El argentino ofreció "palabras de fortaleza, valor y esperanza" en momentos que el mundo comienza un nuevo año. Francisco dijo que hay "hambre y sed de justicia, paz y Dios" en el mundo.
En su primer año como Sumo Pontífice, el Papa ha establecido una ruta para lo que llama una Iglesia de "pobres" atenta a los necesitados y "alegre" de llegar a otros.
El papa, argentino y el primer latinoamericano en el cargo, exhortó a los católicos de todo el mundo a seguir "un camino de fe" que promueva un evangelio alegre "sin fronteras".
También se refirió a la Virgen María: "La Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre", sostuvo en la primera homilía del Año, que estuvo centrada justamente en ella: "La sentimos cercana a nosotros".
"Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz", leyó Francisco, quien agregó: "Es muy significativo escuchar de nuevo esta bendición precisamente al comienzo del nuevo año: ella acompañará nuestro camino durante el tiempo que ahora nos espera. Son palabras de fuerza, de valor, de esperanza. No de una esperanza ilusoria, basada en frágiles promesas humanas; ni tampoco de una esperanza ingenua, que imagina un futuro mejor sólo porque es futuro. Esta esperanza tiene su razón de ser precisamente en la bendición de Dios, una bendición que contiene el mejor de los deseos, el deseo de la Iglesia para todos nosotros, impregnado de la protección amorosa del Señor, de su ayuda providente", sostuvo Francisco.
En este primer mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el Papa deseó a todos -a las personas y a los pueblos- una vida llena de alegría y de esperanza. El Sumo Pontífice hizo hincapié en que la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. "La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera".
También enfatizó en que es necesario recordar que normalmente la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia, sobre todo gracias a las responsabilidades complementarias de cada uno de sus miembros, en particular del padre y de la madre. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor.
El Papa dijo que en muchas partes del mundo continuamente se lesionan gravemente los derechos humanos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida y a la libertad religiosa.
El martes, último día de 2013, Francisco había despedido el año con un Te Deum en la Basílica San Pedro y pidió que nos preguntemos cómo hemos vivido este tiempo. Cuando el apóstol Juan dice "ha llegado la última hora" se refiere a la calidad del tiempo y no a la cantidad, explicó el Papa. Significa que con la llegada de Dios a la Historia estamos ya en los tiempos finales y no habrá otra revelación, explicó. Por eso, "cada una de nuestras acciones está cargada de eternidad", dijo Francisco.
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