Existe “una pobreza que impide a las personas y a las familias vivir según su dignidad; una pobreza que ofende la justicia y la igualdad y que, como tal, amenaza la convivencia pacífica”, dijo Benedicto XVI
Ramón Antonio Pérez
Ciudad del Vaticano, 2 de enero de 2009. Este primero de enero, en la basílica vaticana, el Papa Benedicto XVI presidió la celebración eucarística en la solemnidad de Santa María Madre de Dios y con ocasión de la XLII Jornada Mundial de la Paz, teniendo como tema central "Combatir la pobreza, construir la paz”, según reveló una nota de prensa de la Oficina de Información de la Santa Sede (VIS).
El Papa explicó durante la homilía que existe, por una parte, “la pobreza elegida y propuesta por Jesús, y por otra, la pobreza que hay que combatir para que el mundo sea más justo y solidario”. “El nacimiento de Jesús en Belén -dijo- nos revela que Dios eligió la pobreza para sí mismo en su venida en medio de nosotros. (...) El amor por nosotros empujó a Jesús no sólo a hacerse hombre, sino a hacerse pobre”, dice la nota de VIS.
El Papa explicó durante la homilía que existe, por una parte, “la pobreza elegida y propuesta por Jesús, y por otra, la pobreza que hay que combatir para que el mundo sea más justo y solidario”. “El nacimiento de Jesús en Belén -dijo- nos revela que Dios eligió la pobreza para sí mismo en su venida en medio de nosotros. (...) El amor por nosotros empujó a Jesús no sólo a hacerse hombre, sino a hacerse pobre”, dice la nota de VIS.
Llamado a la Paz en la Franja de Gaza
Durante la celebració tambiénn lanzó de manera directa un nuevo llamado a la paz en la Franja de Gaza, convulsionada por los bombardeos que Israel realiza contra facciones violentas que se refuguan en Palestina y que ha causado más de trescientos muertos entre ellos muchos civiles. “A la Virgen confiamos el profundo deseo de vivir en paz que sale del corazón de la mayoría de las poblaciones israelí y palestina, aún puestas en peligro por la maciza violencia desatada en Gaza en respuesta a otra violencia”, dijo.
Advirtió que la violencia, el odio y la desconfianza son formas de pobreza, “quizás las más tremendas” que urge combatir. “íQue ellas no se difundan!”, exhortó.
De igual manera el Santo Padre recordó que en el mensaje de este año había vuelto a denunciar, “frente a las plagas difundidas, como las enfermedades pandémicas, la pobreza de los niños y la crisis alimentaria, la inaceptable carrera armamentística”. Refiriéndose al fenómeno de la globalización, expuso la necesidad de que las naciones “se esfuercen por mantener alto el nivel de la solidaridad”.
Advirtió que la violencia, el odio y la desconfianza son formas de pobreza, “quizás las más tremendas” que urge combatir. “íQue ellas no se difundan!”, exhortó.
De igual manera el Santo Padre recordó que en el mensaje de este año había vuelto a denunciar, “frente a las plagas difundidas, como las enfermedades pandémicas, la pobreza de los niños y la crisis alimentaria, la inaceptable carrera armamentística”. Refiriéndose al fenómeno de la globalización, expuso la necesidad de que las naciones “se esfuercen por mantener alto el nivel de la solidaridad”.
El desafío de la crisis económica
Benedicto XVI preguntó si “estamos preparados para leer la actual crisis económica en su complejidad, como desafío para el futuro y no sólo como una emergencia a la que dar respuestas a corto plazo. ¿Estamos dispuestos a hacer juntos una revisión profunda del modelo de desarrollo dominante, para corregirlo de forma concertada y a largo plazo. Lo exigen, en realidad, antes que las dificultades financieras inmediatas, el estado de salud ecológica del planeta y, sobre todo, la crisis cultural y moral, cuyos síntomas son evidentes desde hace tiempo en todo el mundo”.
“Para combatir la pobreza inicua, que oprime a tantos hombres y mujeres y amenaza la paz de todos, es necesario redescubrir la sobriedad y la solidaridad, como valores evangélicos y al mismo tiempo universales. No se puede combatir eficazmente la miseria”, si no se “reduce el desnivel entre quien derrocha lo superfluo y quien no tiene siquiera lo necesario”, afirmó.
“Para combatir la pobreza inicua, que oprime a tantos hombres y mujeres y amenaza la paz de todos, es necesario redescubrir la sobriedad y la solidaridad, como valores evangélicos y al mismo tiempo universales. No se puede combatir eficazmente la miseria”, si no se “reduce el desnivel entre quien derrocha lo superfluo y quien no tiene siquiera lo necesario”, afirmó.
En las manos de María
El Santo Padre confió a la Virgen María “el profundo deseo de vivir en paz que anida en el corazón de la gran mayoría de las poblaciones israelí y palestina, una vez más puestas en peligro por la intensa violencia en la franja de Gaza, en respuesta a otra violencia”.
“También la violencia, también el odio y la desconfianza son formas de pobreza -quizá las más tremendas- que hay que combatir”. En este sentido, expresó “también la fundada esperanza de que, con la sabia y previsora contribución de todos, no será imposible escucharse, encontrarse y dar respuestas concretas a la difundida aspiración a vivir en paz, en seguridad y dignidad”.
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Mensaje después del Ángelus
De igual manera durante el primer día del año 2009, en la Plaza San Pedro de Roma, el Papa Benedicto XVI, rezó el tradicional Ángelus junto con los peregrinos allí congregados. Posteriormente los saludo en varios idiomas siendo su mensaje en español, el siguiente, según la traducción que remite la agencia ZENIT.
"Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que se han unido a esta entrañable oración mariana, precisamente en el día en que la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Saludo en particular al grupo del Santuario de Calasparra, que hace poco ha concluido un fructuoso año jubilar en honor de la Virgen de la Esperanza.
Al comenzar el año, os invito a todos a dar un nuevo impulso a vuestra vida de fe, esperanza y caridad, para que todos los hombres, pueblos y naciones encuentren en Cristo la fuente de la paz verdadera. Feliz Año Nuevo".
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