Iglesia denuncia en la ONU: "Todavía casi 850 millones de personas sufren hambre”



Entre las causas del hambre están la falta de tecnologías de conservación entre los pequeños productores, el débil o carente apoyo del gobierno para favorecer la comercialización de los productos y la ausencia de infraestructuras para una mejor distribución

Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic 

El Arzobispo Bernardito Aúza, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, a pesar de reconocer los esfuerzos de los organismos multilaterales y de algunos gobiernos por combatir el flagelo del hambre, en nombre de la Iglesia clamó por el derecho a la comida de al menos 850 millones de personas en el mundo.

Su queja fue expresada en la sede de las Naciones Unidas, donde intervino el pasado 28 de octubre, en el marco de la LXIX sesión de la Asamblea general sobre el tema: “Desarrollo agrícola, seguridad alimentaria y nutrición”.

Una nota enviada por el Servicio Informativo del Vaticano (VIS, por sus siglas en inglés) destaca que el Nuncio observó “según el informe del Secretario General, desde 1990 el número de personas que sufren de hambre crónica ha descendido del 17 por ciento, una disminución que indica la eficacia de los esfuerzos realizados”.

Sin embargo, acentuó “aún existen casi 850 millones de personas que sufren el hambre. Una cifra desconcertante que representa personas reales con su dignidad y sus derechos fundamentales”. Precisó además, que “erradicar el hambre no es solamente un objetivo de desarrollo altamente prioritario sino un imperativo moral”.

El problema del hambre aguda, no es la falta de alimentos “ya que los niveles actuales de producción son suficientes para alimentar a todos”, acota la nota de VIS.

El Arzobispo de origen filipino afirmó que el problema está en otra parte. “La falta de tecnologías de conservación entre los pequeños productores, el débil o carente apoyo del gobierno para favorecer la comercialización de los productos, o en la ausencia de infraestructuras para una mejor distribución y comercialización de alimentos.

Si toda la familia de las Naciones Unidas debe esforzarse en erradicar el hambre, dándole el primer lugar en sus esfuerzos colectivos, la Santa Sede aprecia “la incorporación de la seguridad alimentaria, la nutrición y la agricultura sostenible como parte de los objetivos de desarrollo sostenible y la atención que el informe del Secretario General dedica a las regiones del mundo donde el hambre y la malnutrición alcanzan niveles inaceptables, así como a los grupos más vulnerables a la malnutrición, mujeres y niños de menos de cinco años”.

Monseñor Bernardito Aúza, recordó que el “tema de este año nos dice que la familia es la clave en la lucha contra el hambre (...) Este reconocimiento del papel de la familia debe ir acompañado de políticas e iniciativas que realmente satisfagan las necesidades de las familias y las comunidades agrícolas”.


Concluyó hablando sobre la Conferencia Internacional sobre la Nutrición que se celebrará próximamente en Roma “cuyo objetivo es reunir a los líderes del gobierno, artífices de las políticas, representantes de alto nivel de las organizaciones intergubernamentales y de la sociedad civil para hacer un balance de los progresos realizados en la mejora de la nutrición y buscar nuevas formas de fomentar los esfuerzos nacionales e internacionales para mejorar la salud”.


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